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EL MITO DEL DEMIURGO- PLATÓN

EL MITO DEL DEMIURGO
PLATÓN

El demiurgo en la filosofía gnóstica, es la entidad que, sin ser necesariamente creadora, es impulsora del universo. También es considerado un semidiós creador del mundo y autor del universo en la filosofía idealista de Platón y en la mística de los neoplatónicos.1​ Por tanto, demiurgo significa literalmente «maestro, supremo artesano, hacedor», aunque resaltando el griego significaría «creador».

Según el mito de Platón, expuesto en el Timeo, obra en la que describe la disposición, a partir de razonamientos fundados en la teoría de las ideas y del cosmos. Al principio en el universo sólo había:
  1. Materia informe y caos. 
  2. Ideas, que son perfectas. 
  3. El demiurgo, una divinidad. 
  4. Espacio.
Platón nos cuenta que el demiurgo se compadece de la materia y copia en ella las ideas, obteniendo con ello los objetos que conforman nuestra realidad. De esta forma explicaba la separación entre el mundo de las ideas que son perfectas y el mundo real (material) que, siendo imperfecto, participa como una copia de la perfección.

El concepto platónico del demiurgo es retomado por el gnosticismo. Lo que en el platonismo era imperfección, en el gnosticismo se transforma en maldad. El Universo era para los gnósticos una gradación, desde lo más sutil (Dios) hasta lo más bajo (la materia). Así el demiurgo como creador y ordenador del mundo material, se convierte en encarnación del mal, aprisionando a los hombres y encadenándolos a las pasiones materiales.

El espíritu es la única parte de divinidad que le corresponde al ser humano, librando éste una "batalla" permanente frente al cuerpo y lo material, transformando así la tierra en el infierno, entendiendo por infierno no el concepto del Hades o del inframundo, sino, simplemente, el lugar más alejado de Dios. Tan solo la sophia, la sabiduría, lagnosis, llega por amor, desde lo sutil hasta la tierra para librar al ser humano de la esclavitud de la materia. La salvación no es una cuestión de creencia o de piedad divina, sino que se convierte en una revelación, sólo posible para aquellos que aún no han perdido del todo lo poco de divinidad que todos los seres humanos poseen.

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